martes, 26 de enero de 2016

LEER TODO EL AÑO



Leer la calle, leer la naturaleza, leer los sueños, leer a los amigos y a los hijos, leer los gestos, leer la música y el arte y leer los libros. En definitiva, estar vivos y atentos, haciendo de este año, un año repleto de lecturas que no caben en una estantería.


(Artículo de la revista "Leer es Vivir)


Leer en casa

Hay que seguir insistiendo: aunque los niños lean en el centro escolar, aunque los llevemos a la biblioteca y a la librería a escuchar un cuento...es importante que en el hogar los adultos valoren los libros y la lectura. Y esto se hace patente en las conversaciones, en reservar un tiempo para ver libros y leerlos, en la elección de un regalo. 

Aquí presentamos algunas ideas para poner en práctica en las casas, son sencillas y a alcance de todos. 




a. La lectura como modo de construcción del sujeto: leer nos permite pensarnos, descubrirnos a través de otros y entendernos.

b. La lectura como medio para el desarrollo del lenguaje: lo que se puede nombrar, se puede pensar. Con el lenguaje adquirimos la capacidad de pensar y nombrar el mundo.

c. La lectura como posibilidad de acceso al saber: el hábito lector nos da autonomía en un proceso de aprendizaje cuyos límites son nuestras propias ganas de seguir aprendiendo.

d. La lectura y la pertenencia cultural: leer nos ayuda a ser parte de una cultura nacional, americana y universal, nos hermana con aquellos que, lejanos en el tiempo y en el espacio, nos comunican sus existencias y nos ayudan a reflexionar sobre la propia.

e. Leerles, cuando son chicos y aunque sean grandes, leerles en voz alta, como un mimo, como una caricia.

f. Crear espacios y climas de lectura en casa: así como se pone la mesa para comer, así como se comparte en familia alguna película, buscar momentos y lugares para leer. Se trata de armar una biblioteca nutrida, apetitosa; un sillón con iluminación especial; un momento del día en que todos leemos, juntos o individualmente. Generar el espacio del “cuento de antes de dormir”, o a la hora de la siesta, o cuando llueve.

g. Llevarlos a librerías tan asiduamente como los llevamos a otros comercios y dejarlos revolver, husmear, elegir. Permitirnos también como adultos revolver, husmear, elegir.

h. Compartir lecturas en familia: preguntarles qué están leyendo, contarles qué leemos nosotros, compartir opiniones.

i. No dar mensajes contradictorios. Si los castigamos sin televisión está claro que la televisión es un premio; si en cambio los mandamos a leer, la lectura es una obligación. Si estamos convencidos de que leer es bueno para ellos, no deberían oírnos protestar por el costo de los libros. Si queremos que se hagan tiempo para leer, no podemos decirles que nosotros no lo tenemos.

j. Ser modelos de lectura. Queremos que encuentren el placer de la lectura, pero nosotros, ¿cuánto hace que no revivimos ese mismo placer? ¿Cuánto hace que no elegimos un libro porque sí, sin obligación, con pasión?

k. Aprender a elegir libros para ellos. Es importante saber que cada niño es único y también lo son sus gustos e inquietudes; sin embargo hay recomendaciones que pueden servirnos a la hora de comenzar a acercarlos a los libros (sobre todo al principio, después ellos mismos nos guiarán). Algunos libros son muy vistosos, pero no necesariamente tienen calidad literaria. Otros pueden tenerla, pero no ser apropiados para la edad.


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Érase que se era....

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